Amoniaco: Un producto de limpieza extraordinario
Moquetas y alfombras
Las moquetas y alfombras se desgastan y con el tiempo no solo parecen usadas sino viejas, perdiendo brillo y color. Sin embargo hay un truco muy simple para alargarles la vida y devolverles el aspecto que tenían cuando estaban nuevas: Añade a un cubo con algo de agua tibia un chorrito de amoniaco y el zumo de un pepino. Moja un paño y pasalo por la alfombra/moqueta. Deje que se seque y pase la aspiradora. Verá que su vuelve a lucir todos sus colores.
Alfombrillas de baño
El amoniaco también ayuda a mantener bonitas y sin hongos a las alfombrillas de baño con antideslizante: Limpie la alfombrilla primero con agua y jabón y frotela con un cepillo. Una vez limpia, aclarela con agua e introdúzcala en un cubo con agua tibia y un chorrito de amoniaco. Deje en remojo unos 10 minutos y aclarela de nuevo con abundante agua.
Manchas en almohadas
Si con un lavado en la lavadora no salen todas las manchas de sus almohadas, intente lo siguiente: Llene la bañera con un palmo de agua, añade detergente y un chorrito de amoniaco. Introduzca las almohadas (con sus fundas) y déjelas en remojo unos 10 minutos. Frote las manchas con un cepillo y aclare las almohadas con abundante agua.
Aparte de ser un aliado muy valioso en la limpieza, el amoniaco destaca también por degradarse facilmente en la naturaleza y su capacidad como nutriente para plantas y árboles, por lo que la industria lo emplea como base para la producción de fertilizantes. Pero: Su uso conlleva también algunos riesgos – hay que evitar su inhalación y el contacto directo con la piel. Por ello recomendamos ventilar la habitación y manejar el amoniaco con cuidado y precaución, cerrando siempre bien el recipiente al guardarlo.